En el oficio bloggero no dejan de faltar momentos en los que uno bien pudiera pensar que sufre de agrafia. En mi caso particular, la perturbación que la desencadena suele ser casi siempre la tozudez: no son pocas las veces que me niego a escribir un post sin haber concluído antes otro previo que se encuentra en galeradas. Ese mismo que por falta de tiempo, por desgano, o por mi condición natural de exacerbado (léase, por intenso), no termina de tener punto final. Sin embargo, afortunadamente están siempre los amigos que con sus buenos escritos me sacan del embotamiento y me obligan a compartir lo leído.
Fue justamente eso lo que me ocurrió con el más reciente ingreso de Gaviota en su blog "Picotazos de Gaviota": un fino y elocuente llamado de atención sobre una infortunada realidad colombiana, escrito con la calidad acostumbrada de sus plumas negras y blancas.
Siempre he creído y opinado que los empresarios deben aprender a reconocer el relevante papel que como actores sociales pueden (y deben) desempeñar en una sociedad, sin que necesariamente dicho accionar tenga que restringirse a los ámbitos de la actividad económica que desarrollan o al diálogo con sus comunidades de interés, pues nada excluye que trascienda incluso a la escena de lo político.
Gaviota nos recuerda que en un sector particular de la economía colombiana esto último ya ocurre, sólo que de una manera que no es la deseable.
Si a todas luces es deleznable que en algunos casos los miembros del Congreso de la República repudien la autonomía y la función que a dicho órgano del poder público le corresponde frente al gobierno, fungiendo más como siervos feudales suyos que como representates de sus electores, también lo es que este y aquellos actúen de igual manera a la hora de favorecer determinados intereses empresariales. Aún así, es preciso preguntarse como ya lo hiciera en su célebre y clásico fragmento de "Hombres necios", sor Juana Inés de la Cruz:
Fue justamente eso lo que me ocurrió con el más reciente ingreso de Gaviota en su blog "Picotazos de Gaviota": un fino y elocuente llamado de atención sobre una infortunada realidad colombiana, escrito con la calidad acostumbrada de sus plumas negras y blancas.
Siempre he creído y opinado que los empresarios deben aprender a reconocer el relevante papel que como actores sociales pueden (y deben) desempeñar en una sociedad, sin que necesariamente dicho accionar tenga que restringirse a los ámbitos de la actividad económica que desarrollan o al diálogo con sus comunidades de interés, pues nada excluye que trascienda incluso a la escena de lo político.
Gaviota nos recuerda que en un sector particular de la economía colombiana esto último ya ocurre, sólo que de una manera que no es la deseable.
Si a todas luces es deleznable que en algunos casos los miembros del Congreso de la República repudien la autonomía y la función que a dicho órgano del poder público le corresponde frente al gobierno, fungiendo más como siervos feudales suyos que como representates de sus electores, también lo es que este y aquellos actúen de igual manera a la hora de favorecer determinados intereses empresariales. Aún así, es preciso preguntarse como ya lo hiciera en su célebre y clásico fragmento de "Hombres necios", sor Juana Inés de la Cruz:
"¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?"
La Responsabilidad Social Empresarial no es sólo caer en la cuenta que como empresario existen cosas que puedo hacer y no hago, sino también, que habiendo cosas que pudiendo hacer, es conveniente que no haga.
Así que bueno, queda más que recomendado el picotazo de la Gaviota donde se explica de mejor manera lo que aquí he querido decir.
Amigo plumífero, mil gracias por el post, y por el dictado de este otro.
(Si saben de alguna cura para la testarudez, me avisan).
Así que bueno, queda más que recomendado el picotazo de la Gaviota donde se explica de mejor manera lo que aquí he querido decir.
Amigo plumífero, mil gracias por el post, y por el dictado de este otro.
(Si saben de alguna cura para la testarudez, me avisan).
Carlos Javier,
ResponderEliminarPrimero que todo, muchas gracias por tan magnos calificativos con los que me honras. Me alegra saber que entre nosotros podamos mutuamente motivarnos a seguir adelante con nuestros respectivos proyectos blogosféricos.
En cuanto a lo segundo, mi recomendación es la siguiente:
1) Discusión cada tercer día con el otro yo, al que le importa un comino la perfección. Algunas veces gana uno y algunas veces gana otro. En mi caso, muchas veces dejamos acta de los discutido, y se convierte en un nuevo post. Bovino lucha casi siempre entre cuatro, y mira su nivel de producción. Valdría la pena intentarlo.
2) Un pedazo de la torta o postre favorito. Con ello siempre recordaremos que siempre algo o alguien SABE MÁS y MEJOR que uno.
3) Escuchar canciones de Coldplay o Radiohead. Para que veas que incluso en etapas de depresión, intensidad o testarudez, puede obtenerse material para componer.
Muchos saludos, y nuevamente gracias por esas palabras.