Ando con el tiempo contado y la concentración un tanto dispersa, todo como consecuencia de los apuros que nunca faltan cuando se está a punto de emprender un viaje.
Debe ser por eso mismo que no di pie con bola a la hora de tratar de escribir la entrada que quería publicar antes de irme. Menos mal que gracias a un post de Perla Puterman en el Foro Iberoamericano de Responsabilidad Social me enteré del más reciente ingreso de Antonio Vives -ex gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo- en su blog Cumpetere, pues así por lo menos tengo algo para compartirles antes de desloguearme (tu perdona, Cervantes).
En su artículo titulado "¿Contribuye la RSE al cambio climático?", Antonio Vives utiliza esta pregunta absurda (como él mismo la llama) para referirse a lo escrito por Stefan Stern en una nota publicada el pasado tres de febrero en The Financial Times.
Ocurre que para Stern, el aire caliente de la RSE, es el "deadliest greenhouse gas"; algo así como el más mortífero gas de efecto invernadero. Con sólo leer tal sentencia, es evidente que la posición de este autor con relación a la Responsabilidad Social no es para nada favorable, de ahí que en su texto y a su manera, celebre que -en palabras de Antonio Vives- "gracias a la recesión actual por fin se acabará la tontería de la RSE y podremos volver a dedicarnos a la principal responsabilidad de la empresa: hacer dinero".
Antonio Vives no se va lanza en ristre contra esta opinión contraria a la RSE, sino que por el contrario, haya su valor en lo expresado por Stern, y recuerda lo que ya dijera previamente en uno de sus posts anteriores: una de las principales responsabilidades de las empresas es ser rentables; juicio al cual suma esta vez, que en tiempos cuando no se puede tirar arroz para el techo, no "podemos olvidar que sin viabilidad financiera no hay empresa ... ¡y sin empresa estamos mal!.
Si quieren leer el artículo completo de Antonio Vives (considerablemente mejor que esta síntesis apresurada y coja), sólo tienen que seguir este enlace.
Bueno, dicho esto me apeo, mañana amaneceré en Buenos Aires y estaré por lo menos hasta el fin de semana off line (o practicamente). El mundo interconectado se detendrá para mi por los próximos cuatro días.
Saludos, y ya nos veremos de vuelta.
Debe ser por eso mismo que no di pie con bola a la hora de tratar de escribir la entrada que quería publicar antes de irme. Menos mal que gracias a un post de Perla Puterman en el Foro Iberoamericano de Responsabilidad Social me enteré del más reciente ingreso de Antonio Vives -ex gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo- en su blog Cumpetere, pues así por lo menos tengo algo para compartirles antes de desloguearme (tu perdona, Cervantes).
En su artículo titulado "¿Contribuye la RSE al cambio climático?", Antonio Vives utiliza esta pregunta absurda (como él mismo la llama) para referirse a lo escrito por Stefan Stern en una nota publicada el pasado tres de febrero en The Financial Times.
Ocurre que para Stern, el aire caliente de la RSE, es el "deadliest greenhouse gas"; algo así como el más mortífero gas de efecto invernadero. Con sólo leer tal sentencia, es evidente que la posición de este autor con relación a la Responsabilidad Social no es para nada favorable, de ahí que en su texto y a su manera, celebre que -en palabras de Antonio Vives- "gracias a la recesión actual por fin se acabará la tontería de la RSE y podremos volver a dedicarnos a la principal responsabilidad de la empresa: hacer dinero".
Antonio Vives no se va lanza en ristre contra esta opinión contraria a la RSE, sino que por el contrario, haya su valor en lo expresado por Stern, y recuerda lo que ya dijera previamente en uno de sus posts anteriores: una de las principales responsabilidades de las empresas es ser rentables; juicio al cual suma esta vez, que en tiempos cuando no se puede tirar arroz para el techo, no "podemos olvidar que sin viabilidad financiera no hay empresa ... ¡y sin empresa estamos mal!.
Si quieren leer el artículo completo de Antonio Vives (considerablemente mejor que esta síntesis apresurada y coja), sólo tienen que seguir este enlace.
Bueno, dicho esto me apeo, mañana amaneceré en Buenos Aires y estaré por lo menos hasta el fin de semana off line (o practicamente). El mundo interconectado se detendrá para mi por los próximos cuatro días.
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